I am considering to retire my Minthostachys website, but it would be good to have some of the information still available on the internet. The genus is, after all, of some cultural and economic significance to the people of the Andes. This is therefore one of a series of posts transferring previously written texts from the aforementioned website. Please disregard unless you are interested in this particular genus.
Algunos nombres se malaplican particularmente a menudo en la literatura científica, así que quiero emplear la oportunidad end esta página para hacer referencia especial a estos casos. Es importante observar que la mayor parte de estos casos no es materia de opinión. Puede (discutible) sea una cuestión de opinión si reconocemos varias especies locales en Minthostachys o si preferimos reconocer solamente una especie extremadamente variable, dependiendo del concepto de la especie que es aplicado. Tengo gusto de pensar que otros botánicos, hechos frente con las mismas muestras botánicas, habrían llegado a un tratamiento taxonómico muy similar y también aceptados varias diversas especies como lo hice, y podría ser observado que mi concepto es muy similar a el del tratamiento anterior del género (Epling 1936), donde varias especies importantes tales como Minthostachys acutifolia, M. ovata o M. spicata fuen circunscritos de la misma manera. Sin embargo, algunos colegas habrían preferido quizá amontonar el género entero en una especie. Sea eso como puede, el aspecto importante aquí es que definitivamente no es una cuestión de opinión qué nombre usted utiliza, por ejemplo, para la planta del estudio en su publicación etnobotánica o su análisis del contenido de aceite esencial, o para la planta cuyo usted está ofreciendo las semillas para la compra.
La taxonomía, la ciencia de nombrar organismos, trata de servir nuestra comunicación con crear un sistema de reglas para el uso constante y lógico de nombres científicos. Esto permite que el público esté seguro qué planta usted examinó realmente en su trabajo científico publicado, haciendo su estudio reproducible y comparable, importantes aspectos de buena práctica científica. Asimismo, permite que el comprador de una planta esté seguro que ella consigue lo que dice en la etiqueta. Después de las reglas de taxonomía, los que reconocen solamente una especie en el género Minthostachys deben llamarla M. mollis (HBK) Griseb., pues el epíteto específico mollis es lo más viejo que se ha publicado y tiene así prioridad sobre los nombres de las especies que se amontonan junto con ella. Por lo tanto, los investigadores lo tienen relativamente fácil si llaman sus muestras de estudio M. mollis y listo, porque podrían retirar simplemente a la posición que miran el género como monotípico. Sin embargo, muchos colegas, incluyendo me, sostendrían que tiene sentido eminente reconocer formas morfológicamente, ecológicamente y geográficamente diversas de Minthostachys como especies separadas, y así no es una sorpresa que encontramos muchas publicaciones científicas donde las plantas de estudio se llaman, por ejemplo, M. andina, M. setosa, M. verticillata, etc.
¿Ahora, cómo decidimos que nombre se aplica a una cierta planta que tengamos delante de nosotros? De la perspectiva de un taxónomo, primero tenemos que identificar cuantas especies debemos reconocer en el género y cómo distinguirlos basó en las muestras que están disponibles para el estudio. Una vez que esto es realizado, necesitamos poner nombres en los grupos de muestras que queramos reconocer como distintos. Siempre que una especie fuera descrita como nueva a la ciencia y dada un nombre, una muestra fue seleccionada como el espécimen típico (tipo) de ese nombre. El taxónomo ahora verá si se puede asignar tipos a las especies que el quiere reconocer como distintas. Si se puede asignar exactamente un tipo a una especie particular, el nombre que lleva el tipo (generalmente) es el nombre aceptado de esa especie. Si más que un tipo se asignan a la misma especie, el más viejo nombre (generalmente) tiene la prioridad, otras se conviertan en sinónimos y no deben ser utilizado. Si ningún tipo pertenece a una especie, puede ser descrito como especie nueva por la ciencia. Ahora, tenemos obviamente varias trampas potenciales aquí, y podemos observar algunos de ellos en el caso de Minthostachys. Por ejemplo, es posible que una especie fue llamada feliz pero equivocadamente por un cierto nombre por décadas, pero ahora nuestro taxónomo discubre que el tipo que lleva este nombre pertenece de hecho inequívoco a una otra especie. Desafortunadamente, hay nada que podemos hacer sobre esto; las reglas de taxonomía y el interés en consistencia preceden el interés en uso continuo de un nombre aplicado mal. Esto explica algunas de las problemas que serán discutidas pronto.
Un investigador que esté solamente interesado en la identificación de una planta particular, por ejemplo su objecto de estudio en el espectrómetro o similar, tiene dos opciones. El puede llevar una muestra de la planta (o quizá incluso una fotografía buena) a un colega que se especializa en la flora local o el grupo de la planta en la pregunta, o el puede consultar una flora o monografía. El primer procedimiento confía en la maestría del colega que, si usted es desafortunado, puede incurrir en una equivocación o basar la identificación en información anticuada. El segundo procedimiento está dependiente prendido si el libro se está consultando que esta a la última y comprensiblemente escrito. En el caso de Minthostachys, no se condujo ningun trabajo taxonómico entre 1936 y 2002, mientras que muchos estudios etnobotanicos, bioquímicos, farmacéuticos y agrícolas examinaron los miembros del género. Además, la sinopsis de Carl Epling de 1936 fue publicada en una revista que no está fácilmente disponible en muchas instituciones latinoamericanas, la contiene descripciones solamente de algunas de las especies reconocidas, y no ofrece ningunos dibujos o fotos. Debe venir como ninguna sorpresa que durante las décadas ésta tenga llevar a numerosas identificaciones erróneas de plantas del estudio así como a algunas ideas falsas sobre los nombres correctos.
Éstos ahora son los casos que se deben tener presente al leer estudios de Minthostachys, mirando especímenes etiquetados o intentando identificar material nuevo:
1. Parece que durante las decadas pasadas, se desafortunadamente llegó a ser acostumbrado en Bolivia aplicar el nombre Minthostachys andina a la especie muy crespo-peluda de las montañas de Cochabamba, Sucre y Potosí. Varias publicaciones dan este nombre a su especie del estudio. Sin embargo, ni el tratamiento ya mencionado de Epling ni el especímen típico dejan cualquier duda que el nombre M. andina (Rusby ex Rusby) Epling no aplique a esta especie, pero a una otra, la con las hojas más pequeñas del género entero. Ocurre solamente en los alrededores de Sorata en el norte de La Paz, y en ninguna otra parte. La especie de Cochabamba y la planta más probablemente examinada en las publicaciones bolivianas se debe legítimamente llamar M. ovata (Briq.) Epling. Ambas especies parecen muy diferentes y se distinguen fácilmente.
2. Un caso particularmente desafortunado es el de la especie dominante de las montañas del sur del Peru (Cuzco, Ayacucho y alrededores). Es bien glabra (en las hojas y ramas, pero tiene pelos en los calices), relativamente delgado-hojeado, típicamente muy agudamente aromático y tiende a tener dientes del cáliz curvado-abriendos, así que es comparativamente fácil reconocer y delimitar de otras especies. Por alguna razón, Epling utilizó constantemente el nombre M. glabrescens (Benth.) Epling para esta especie, como se muestra por sus publicaciones y sus anotaciones de los especímenes en herbarios. Una examinación más cercana del espécimen tipico de ese nombre, sin embargo, revela que diferencia en varios caracteres importantes. Su procedencia geográfica debe también haber sido una indicación: fue recogida no en Perú meridional, sino en Ecuador - el M. glabrescens verdadero es un endémico local del área de Loja y quizá de las partes adyacentes de Perú norteño. La especie peruana meridional dominante, así, nunca había recibido un nombre científico. En mi monografía, la he nombrado como M. acris Schmidt-Leb.; el epíteto específico significa "agudo" y refiere al olor fuerte de menta.
3. Minthostachys tomentosa (Benth.) Epling fue reconocido como especie distinta en los Andes norteños aunque incluso Epling mencionó que era apenas separable de M. mollis. Después de la examinación de muchos especímenes, he llegado a la conclusión que su reconocimiento no tiene ningun sentido, y lo he reducido a un sinónimo de M. mollis.
4. Existe un cierto grado de confusión con respecto al nombramiento del Minthostachys de la Argentina. Según lo contorneado arriba, el nombre correcto depende del concepto de especies que es aplicado. Si varias especies se reconocen en el género, sólo una de ellas ocurre en la Argentina, y ella también parece ser restringida a ese país; su nombre correcto es M. verticillata (Griseb.) Epling. Si todas las especies se amontonan en una, esta especie restante se llama M. mollis (HBK) Griseb. Algunos investigadores argentinos siguen la primera opción (que también prefiero), otros la segunda.
Referencia
Epling CC, 1936. Synopsis of the American Labiatae. Repert. Spec. Nov. Regni Veg. Beih. 85.
No comments:
Post a Comment